30 dic 2010

De un extremo al otro

Yo tengo sogas.

Muchas. Largas. No son muy gruesas y son medio color arena. Como la de San Clemente: sucia pero lavada. En cada soga hay, y con una distancia milimétricamente estipulada, pañuelos de colores. De todas las tonalidades, de oscuro a claro.


Yo estoy con las sogas y detrás de una línea.


Justo en el medio, sin moverme, estoy yo y mis sogas. Con la mirada al frente de la línea (no sé si es norte o sur) tengo las sogas en mis manos. En la derecha, las que entrego. En la izquierda, las que sostengo, tirantes.


Yo tengo sogas, una línea, pañuelos y gente.


A cada uno que conozco le doy una soga del lado de la punta con el color negro, le sonrío y le digo “Bienvenido”. Algunos se la llevan, otros, la miran y la tiran. Las han quemado, cortado, olvidado en el camino. Me ha pasado muchas veces que la atan a un palo y después la vuelven a agarrar, pensando que no me doy cuenta. Todas las sogas son únicas e irrepetibles. Si me rechazan alguna, no la uso con otro. No da.


Yo tengo sogas, una línea, pañuelos, gente y colores.


A medida que va pasando el tiempo, quienes tengan mis sogas avanzan y van llevándose metros y metros de mí llenos de color. Van pasando los colores, de menor a mayor, sobre la línea. Lo que va determinando que tanto de mí se soporta y se quiere, si mi roja pasión, mi sonrisa celeste, mi humor amarillo, mi gris mirada. Eso sí, sé cuando tirar y dejar de dar brillo y recuperar mis colores. O eso creo. Si bien sé que las sogas son únicas, no significa que las regale si no se merecen. Sólo tengo que tirar para atrás. Si hay resistencia, explico mi accionar. Si no hay resistencia, una soga menos.


Yo tengo sogas, una línea, pañuelos, gente, colores, descuidos.


Sostener muchas sogas con una mano e ir entregando con la otra hace que no se esté 100 por ciento atento a la cantidad de color que se va. Usualmente pasa con las personas que mas colores tienen y creen que porque llegaron al naranja pueden pedir más sin ganárselo. Soy copado, no boludo. Si hay mentira y traición, seguido de mi pérdida de confianza, la soga es mía



Llegar al blanco es un evento. Si llegaste al color más claro, significa que estas en el límite. Y ahí empiezo mi ritual. Paro mi mundo, le entrego las sogas a mi Soberbia un rato (sabe manejar las cosas cuando no estoy disponible) y me dirijo a la línea. Te miro con una sonrisa, abro los brazos y te apreto fuerte. Tomándote de los hombros, te miro sonriente y te invito a mi mundo, detrás de la línea.


“Llegaste”, balbuceo feliz. Y tomandote del hombro, con un medio abrazo, te susurro "... acordate, vergüenza es robar"

10 nov 2010

Oye mi canto

Leo se enamoró en una estación de tren. Así de simple fue, hace como 4 años.

No era un chico fácil de impresionar, ya tenía bastante con su padre ausente y su madre completamente desquiciada, bipolar y soltera. O sea, siempre pensó que no iba a buscar afuera lo que tenía en su casa. Y lo encontró, entre tanta gente del vagón 3. Lo encontró en la morocha de mirada cansada y sonrisa permanente. Sólo con verla subir en Urquiza, Leo ya estaba hecho por el resto del día. Estudiaba sus movimientos, conocía sus manías, recorría junto al viento todo su cuerpo. No era lo que culturalmente se dice “una chica hermosa”, pero para él sí. Era LA mujer.

Ella tenía un estilo simplista en su forma de vestir. Sólo remeras y jeans. Alternaba zapatillas con sandalias y nunca tenía desarreglado ni el flequillo ni su pelo ondulado que cubría la mitad de su espalda. Infaltable, el celular conectado al oído. Después de tanto tiempo, Leo supo que se llamaba Gisela, que estudiaba Ciencias Económicas y que trabajaba en el INDEC, haciendo una pasantía. Pero nada de esta información la obtuvo hablando con ella, sino que la escuchó o leyó cuando se le acercaba en el tren o cuando se ponía a su lado cuando caminaban por la calle Florida.

Leo trabaja en un call center sobre Chacabuco y Alsina, a la vuelta del lugar de tareas de Gise (Como él le decía). Es flaco, alto y de ojos marrones, casi arrastra los brazos al andar. Nunca tuvo problemas con las mujeres, ya que no intentó tenerlos por miedo al rechazo. Tiene amigas, bastantes, pero no pasan de esa categoría. Y no lo harán, pero no por decisión de él.

Su psicólogo se había cansado de sugerirle un acercamiento real con su adorada extraña. Fue el quinto con el mismo discurso. Ahí Leo repensó la situación. “No me va a hacer nada acercarme, hablarle. Al fin y al cabo, nos vemos de lunes a viernes en el mismo lugar a la misma hora. Se va a dar cuenta que no soy un loco. Sí, me voy a acercar y decirle algo. Hoy es el día”.

Su mejor camisa acompañó al jean Levis que tan bien le quedaban con la sonrisa y las zapatillas limpias. Desayuno liviano para que los nervios no le coman el estomago. Caminó hasta la estación de San Martin casi completamente feliz, excepto por las pequeñas nubes que se formaban. “No importa, hoy es el día”.

El tren llegó a Urquiza y el corazón empezó a galopar. Gisela entra esbozando una sonrisa acomodándose el auricular en el oído, lo mira fugazmente y se acomoda en la puerta. Leo, que ya no veía a nadie más, acomoda violentamente a las personas que entraban a los empujones mientras se acerca a ella. La tiene ahí, al lado. Olió su perfume, analizandoló. “Flower, by Kenzo”. Carísimo, pero excelente. Su piel la sintió más suave, aun sin tocarla. “Debería comprarse otra mochila, esta no va más”, pensó.

Y ahí, mientras la oscuridad empieza a llenar al tren, como un manto gigante, cuando Leo desenfunda el “hola” atrasado 4 años para el tren en retiro. Todos bajan y él camina velozmente detrás de ella, ensayando el "hola" que Gisela nunca escuchó. La multitud lo va mirando, no entiende al loco que saluda a todos y lo deja pasar entre ellos. Leo, en cambio, no pierde de vista su objetivo. Ya con menos gente y afuera de la estación, él volvió a asustarse, pero no dejó de acompañarla. Subieron juntos, pero separados, las escaleras de la plaza San Martin, al lado del Monumento a los Caídos en Malvinas. “Esas nubes siguen creciendo y los granaderos no se quedaran mucho”, analiza Leo al subir de dos en dos los escalones. Ya sobre la plaza, la deja alejarse unos metros para admirar su cuerpo en la inmensidad de los arboles. El momento Kodak acaba cuando un pibe le dice simpáticamente lo linda que es. Ella no se detiene, ni escuchó. Eso hace apretar el paso a Leo, hasta tenerla a dos milímetros de su brazo derecho, al comienzo de la calle Florida, al comienzo de la declaración de amor más sincera y veloz, que duró desde Florida y Marcelo T. de Alvear hasta Florida y Corrientes.

“Hace más de cuatro años que te observo desde el vagón 3 de la estación Urquiza. Me encantas. No hay nada que no me haga pensar en vos. Nunca me sentí así ni le dije esto a nadie. Desde que te vi, supe que me ibas a volver loco. No paro de pensar en tu pelo, tu sonrisa, tu mirada. Cambié de horario en el trabajo para verte, me escapo en mi horario de almuerzo para patrullar la puerta del INDEC para ver si al menos puedo respirar tu aire. Te busque en Facebook, te sigo en Twitter, hasta encontré tu Fotolog. Sé que tenemos mucho en común, podemos vernos más seguido y hablar por horas de lo que te guste, de Gustavo Cerati, Sumo o Andy Kusnetzoff. Sé que te gusta la música, que escuchas música todo el día. Lo que quieras, sólo quiero tenerte cerca y cuidarte y no lastimarte. No como lo que leí en Facebook que tu ex te dejó, nunca lo haría. Nunca, sólo te pido una oportunidad. Mira, estoy temblando. Me muero si no me decís algo ahora. ¿Qué pensas?”.

Entonces lo miro profundamente, luego de haber estado todo el camino con la cabeza baja, en su mundo. Gisela lo tomo del brazo, se paro frente a el y sacandose los auriculares le dijo:

"Disculpame, ¿Me dijiste algo?"

19 sept 2010

Leyenda urbana

(Esto le pasó a un amigo de un amigo del primo del sobrino del abuelo del jardinero de la chica que vivía en el departamento "C" de la calle Uruguay en el Barrio de Bernal cuando tenía 3 años)


Emiliano no tenía suerte con las mujeres. Ha sido rechazado tantas veces que ya no le molestaba que le digan que no a cualquier cosa. A sus 33 años era virgen. Pero tan virgen que ni un beso le regalaron. Aun así era feliz y no dejaba de intentar, de jueves a domingos, rozar algún cuerpo de mujer… pero con su consentimiento.

Hacia salidas maratónicas, en las que de 23 a 07 del otro día se acercaba a todo ser del género femenino con el sólo objetivo de superar su record: “Decir hola, ¿cómo estas? ¿Solita?”. Algunos detalles de Emiliano: grandote (por su rutina diaria en el gimnasio), pelo negro como un casco y es feo. Si. Honestidad ante todo. Es feo y se viste feo y no…. No tiene chance con ninguna hembra, ninguna. Pero su suerte esta a punto de cambiar.

Un jueves mas en su vida (día partuzero por excelencia) encaró para Plaza Serrano. Se tomó el tren Mitre, bajó en Carranza y caminó las 27 cuadras que lo separaban de la noche de su vida. Camisa blanca dentro del pantalón de vestir azul Francia gastado y los zapatos del colegio, era su uniforme de caza. Claramente, nunca fue manchado ni dañado por una presa. Igual, lo tenía bien cuidado. Su secreto es vivir con su madre. Dobló en Borges y compró Beldent menta fuerte para su mal aliento. Si, aparte de feo tiene mal aliento.

Al llegar al bar, se acercó a la barra, pide un Speed (porque el alcohol le cae mal) y meneando la cabeza al ritmo de la música, se apoyó en la barra a mirar sus posibles conquistas, seguros fracasos. Sin embargo esta fue su noche.

La rubia de tez blanca y pechos generosos clavó su mirada celeste en él. Sensualmente atravesó a 12 chicos, a quienes les negó un perreo, sin perder los ojos marrones de Emiliano, que no paraba de alucinar con lo que veía. Piernas macizas y andar felino, se acercó y le dijo que su nombre era Abigail Mulman, que trabajaba con su familia en Once y vivía en Villa Crespo. Le ofreció un trago que él tomo de un sorbo, mostrando ser un campeón. Pero era alcohol que después le iba a pegar. Sin decir más, tomó a Emiliano por el cuello y le regaló un profundo beso. Él no entendió nada, imagino tantas veces este momento que no estaba preparado. Atino a poner la mano derecha en su espalda y ella la empujó hacia su culo parado. El instintivamente apretó y fue lo mas real que cualquier masturbación podría haber recreado. Luego de 5 minutos de pelea de lenguas, ella se tiró para atrás, sonrió y se lo llevó para la calle Honduras.

Entraron a un taxi y ella se abalanzó sobre él, tocando todo con deseo y fuerza. Emiliano se dejó llevar. “Esto es mejor que RedTube”, pensó y se puso a disfrutar de una diosa del placer. El taxista se notaba visiblemente caliente por la situación, aun así, paró en Ravignani y Costa Rica, recibió el pago de Abigail y se fue con la imagen de los pechos apenas saliendo del escote negro. Ya tenía algo para imaginar mientras este con su mujer.

La caliente pareja hizo 30 metros sin dejar de tocarse. Ella no soltaba su cintura ni su cara, él volaba con la mano en sus tetas, como si jugara con plastilina. Entraron tropezando al hotel, el conserje les dio la habitación mas barata y siguió mirando Cinecanal.

Y ahí empezó la noche más maravillosa en la vida de Emiliano.

Después de dos horas, cayó rendido. Nunca supo cómo llegó ahí, cómo la rubia le dio todo sin decir nada. Sus sueños fueron las mismas imágenes que disfrutó despierto. Piel, manos, posiciones, gritos, transpiración. Todo estaba en el aire hasta el instante en que despertó solo en la cama.

Mareado, estiró el brazo buscando un abrazo que nunca llegó. Abrió medianamente los ojos y solo vio la estática de la tele. Recordó la película porno con dos minas y un negro, levantó la cabeza para buscar a su compañera en el cuarto, pero estaba solo. Empezó a estirarse, sonriendo por una noche que no iba a dejar de repetirle a sus amigos. De repente, sintió una puntada en su entrepierna. “Y… por haber garchado como un animal”, se dijo contento. Al mover la frazada, sintió frío y humedad en la zona donde le dolía. Mientras que con una mano tocaba todo lo mojado de su cuerpo, con la otra agarraba una nota que se encontraba en la almohada, escrita con tinta negra. Su piel se erizó al repetir en voz alta la frase plasmada en aquella servilleta del hotel:

“Bienvenido a la comunidad”

El miedo invadió su ser tan rápido que, con violencia, levantó las sábanas para ver que era lo que le ardía intensamente. Se quedó sin habla al ver toda la parte inferior de su cuerpo cubierta de sangre. Intento levantarse, desesperado. No podía pararse, no podía dejar de temblar. Tambaleando, logró salir de la cama y con lágrimas en los ojos llego al baño, donde después de lavarse, después de sacarse toda la sangre que cubría su entrepierna, descubrió lo peor.

Le había cortado el prepucio.

2 sept 2010

Amores que matan nunca mueren


Álvaro baja el vidrio del Peugeot 405, apoya el brazo en la ventana y suspira. Esta parado con su taxi en Av. Guzmán y Federico Lacroze, mirando hacia el cementerio de la Chacarita.
“Tantos años… tantos”, se le escapa de su arrugada boca. Se limpia la mirada con el puño de la camisa azul, pone primera y se acerca al hombre del traje gris que hace 5 minutos le está haciendo señas desde la parada del 78.
“Corrientes y Medrano”, le dice el pasajero antes de terminar de sentarse. Cuando va a apagar el cartel de “Libre”, los ojos de Álvaro se pierden en el espejo retrovisor, con la inmensa puerta del cementerio, lugar que lo cobijó durante muchos años casi rutinariamente. El cierre violento de la puerta lo devuelve al 405. “Deja, la arreglo yo después”, le dice Álvaro en un tono entre jocoso y “te voy a bajar los dientes”.
“Que tiempo loco, no?”, tira el pasajero hacia adelante, esperando una pared que siempre se encuentra en un tachero. “Si”, contesta secamente Álvaro. Detrás de asiento hay una hoja con sus datos, los del auto, la empresa de radio taxi a la que presta ocasionalmente servicio, una señal de “No Fumar” y dos estampitas:  la Virgen del Lujan y el Gauchito Gil. Falta una advertencia: Álvaro no es de esos taxistas que les gusta hablar de cualquier cosa. Él no opina, no comenta. No escucha fútbol, no está con ningún partido político, no escucha a Confessore a las mañanas. No. Álvaro esta contento con su 405, su radio 10 y su almuerzo en la Costanera. No necesita más.
“Antes no era así. A mí no me hacían giratoria la puerta, ni me preguntaban qué me pareció el gol de la fecha. Los llevaba y punto. Si total, era la última vez que los iba a ver”.
La nostalgia siempre viajaba con él. Toda su vida fue chofer, siempre. De chiquito ya llevaba a su hermano Ramón en la bici. A los 13 le robo el auto al padre para dar una vuelta con su novia de ese entonces. El auto terminó con la trompa en la verdulería de enfrente de su casa en Berazategui y Álvaro con el culo lleno de marcas de la hebilla del cinturón del dueño del Escarabajo blanco. Cuando ahorró lo suficiente para dejar de pedir prestado, se sintió completo. El Ford Mercury amarillo con terminaciones plateadas era su devoción. 
Iba para todos lados, pero eso sí, no se le podía hablar mientras manejaba. Álvaro se ponía loco. Es que a él le gusta, desde siempre, el ruido del motor, la aceleración, sentir como fluye la nafta al carburador, el aceite lubricando. Realmente un enamorado. Como lo estaba de su mujer, que lo acompañaba a todos lados.
Álvaro aprovecho su veta ortiva y su gusto por transportar personas que decidió volcarlo en un trabajo: Ser chofer de coche fúnebre. Y lo consiguió. Y su mujer lo apoyó y durante muchos años fue el mejor chofer de coches fúnebres de la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. Y su mujer orgullosa iba con él, siempre y en silencio.
 “Dejame enfrente de la pizzería”, le ordena el pasajero, luego de 25 cuadras callado. Le da el vuelto y al salir otra vez le da con todo a la puerta. “Como me gustaría llevarte como en mi último trabajo”, refunfuñó Álvaro, mientras guardaba los billetes. Antes de arrancar, ve como un cortejo fúnebre pasa junto a su taxi. Ahí se queda paralizado, aferrado al volante pero sin perder detalles de nada.
“El coche con el cajón… mmm, veo que usaron algarrobo.  Tres autos BMW detrás, entonces era de familia pequeña con plata… pero bastante rata para llamar a esa cochería”. Álvaro sabía, más de treinta años estuvo en el rubro.
Pero todo se le terminó un fatídico 15 de abril. Como era de costumbre, él y su mujer eran la cabecera del cortejo de un muerto por un accidente de trenes. Álvaro sentía cómo fluía el viaje, su mujer sólo estaba sentada a su lado, en silencio como los últimos 29 años y medio. El problema fue cuando, al enterrar el cajón, la mujer de Álvaro jamás salió del coche. Había muerto.
EL 405 dobla por Paso, en Once, y retoma por Av. Córdoba para Palermo. Álvaro mira a su izquierda y en la esquina de Sánchez de Bustamante ve la cochería en la que solía trabajar, la que había contratado por última vez luego de que su esposa falleciera junto a él… y él mismo fuera quien la llevara a su lecho final.
Con la plata de la indemnización por el despido, se compró este taxi y desde entonces no para de recordar cómo hizo para perder las dos cosas que más quería (su trabajo y su mujer) al mismo tiempo, sin dejar de llevar y traer personas a las que sólo les dice “¿hasta donde?” y “¿no tenes cambio?”
Pero lo peor, lo que no lo deja dormir por las noches, lo que lo atormenta y persigue cada instante de su vida, cada vez que mira el asiento del acompañante de su taxi es el resultado de la autopsia de su mujer que le dio el médico forense.
“Señor, su mujer se murió de aburrimiento”

18 jul 2010

Periodismo Independiente

Estamos en una época complicada. Periodísticamente hablando. Los intereses personales o corporativos hacen que la profesión sea destruida por unos pesos, por influencias o simples dadivas.



Cuando pensé en estudiar esta carrera era por las ganas de decir la verdad de las cosas, por la investigación, por mostrar todo para que la gente que me viera sepa y forme su opinión. Moral, ética y un poco de egocentrismo sólo pensaba usar, pero lo necesario para que día a día brinde un servicio a la comunidad.


Hoy por hoy, mirar un canal o leer un diario es tomar una posición. Si escuchas Radio 10 querés matar a todos los negros. Si ves TN sos golpista. Si lees Tiempo Argentino sos oficialista. Con solo dar un pequeño vistazo a cada uno sabes que no es verdad(o parcialmente verdad) lo que dicen. Son miradas, pero miradas muy extremas, que hacen que se desdibujen las palabras y los actos. Para mi, que me recibí y tengo acceso a todo, me da asco. Por la forma en la que destruyen una profesión hermosa, por cómo alejan de la realidad a gente ocultando, mintiendo, difamando.


A ver, no esta mal tomar una posición ante determinado tema, el problema es la manera. Así como también esta mal que el Gobierno se apropie de medios de comunicación solo para dar su visión de las cosas y ocultar o no informa debidamente. O atacar.


El gobierno gobierna y el periodismo informa. No es al revés. No debe ser al revés, aunque acá pasa de todo. Pero no es solo culpa de ellos, sino de todos.


Con lo que consumimos, con lo que elegimos comentar a los demás o enseñar a los mas chicos ahí aportamos a una maquina que no termina, pero podría terminar porque tenemos la posibilidad de elegir. Aunque el Gobierno compre todos los medios o hasta que Clarín (entre otros) hagan lo mismo.


Por eso esta bueno leer y escuchar todo, de todos. Entendes mejor, sabes a que apunta cada uno. Ves quien realmente hace periodismo por placer, por plata o por un viaje a Colonia en Buquebus.


Eso si, todas las mañanas elijo TN. No por la opinión, no por Confessore.


Que carajo me importa si el Gobierno se queda con la plata de los jubilados cuando el beso de los buenos días me lo da Débora Perez Volpin, que es Hermosa?

21 jun 2010

La tranquilidad está en los bolsillos

Uno de los momentos más desgarradores te lo podes encontrar en un hospital público. Acompañaba a una amiga y su madre a la sala de emergencias de un Hospital, de San Martín. Estaba abarrotado de gente, de dolores, de enfermedades.


Apenas si pudo sentarse en algún rincón mientras su mamá buscaba a los gritos un medico. Algo que la ayude con su crónico dolor en la pierna, producto de torpeza y una olla hirviendo. Yo la miraba y la consolaba, pero me dedicaba a observar mi alrededor. Era un lugar triste, no solo por las paredes por caerse ni la luz tenebrosa que apagaba la esperanza de irse temprano, aliviado. O por lo menos con esa sensación.

Llegada la madre, me reemplazó en el otorgamiento de ánimos a la paciente (que de paciente no tenia nada, a esta altura) y me fui a dar una vuelta, tratando de ver que nos separaba de salir de ahí y la queja eterna de un pie hinchado y colorado.

Un hombre con su pareja sostenía a un bebe en sus brazos. Sus ojos mostraban desconcierto, aparentemente no sabía lidiar con la fiebre en su niño de 8 meses. La madre, acariciaba a ambos, cabizbaja. A lo lejos, un nene se veía molesto y saltaba a los gritos.

Mas adelante, un chico de 16 años, claramente borracho, le pedía perdón a sus amigos por hacerlos ir hasta ahí… y por querer levantarse una piba con novio. Visiblemente, todos estaban golpeados, con signos de pelea. Igual, el peor era el más borracho, con una camisa azul decorada con vomito. El nene que no dejaba de gritar estaba más cerca.

Mire para atrás y mi amiga estaba calmada, pero la madre estaba envuelta en una rabia incontrolable. Decía lo que todos allí comentaban: “si pago mis impuestos, porque me tratan así”, “son todos chorros”, “nadie quiere trabajar”, “Pachano es muy ortiva para ser gay”. Una mujer estaba sentada en otro rincón, frío y húmedo. Hablaba sola o estaba rezando. Lo único que entendí es que no volvería a su casa con “hijo de puta violador de su padre”. Su mirada se perdía en un pasillo semi iluminado, donde algún ambo blanco desaparecía. El nene gritón estaba a metros.

Mucha gente si, dolores, enfermedades, estornudos y llantos. Humildes y trabajadores, sin cobertura, pero esperanzados que este prestigioso hospital los sacará de este momento. El nene inquieto seguía moviéndose y haciendo ruido. Reconocí a la madre, que estaba con otro pequeño. Le sostenía una venda en la cabeza, manchada con sangre. El niño continuaba saltando hasta que la madre lo llama de un grito.

-“Matías! Vení para acá!”

-: “buuuuuaaaaaaaaaa”

- “Podes dejarte de romper las pelotas!??. No ves que tu hermano esta mal por tu culpa??”

- “Buaaaaaaaaaaaa”

La madre, cansada agobiada por la noche entre gritos y sangre, saca su último recurso para calmar a Matías.

- “Mati! Mati! Tomá y quedate quieto!”

Matías se acerca, toma el celular de su madre y escucha una canción que lo calma. Deja de gritar, sonríe y levanta los brazos, haciendo como un aleteo y empieza a bailar.

Era el único que estaba alegre entre tanta tristeza.

La música es medicinal. Y calma a las fieras. Mas esa canción, “I Know you want me”, bailado por Ricardo Fort.

Desgarrador.

5 jun 2010

Player

Javier es una leyenda. Las noches están a punto de nombrarlas como él, ya que Javier es la noche. Pecho trabajado, firme como el acero. Una espalda que podría ser una columna de las ruinas griegas. La sonrisa sin problemas enamoraría a Mona Lisa, si ella saliera por Costa Salguero. La mirada penetra hasta la última alma del lugar, y es así como siempre sabe qué decir, cómo decirlo y, principalmente, a quién hacerlo. Sus morochos cabellos brillan creando destellos que iluminan como bola de espejos cada pista de baile. Dicen que no hay hombre que salga que no admire a Javier.


Como todas las noches, salió 2.13 de su depto en Las Cañitas hacia su segundo hogar, las fiestas. Con ropa, claramente de marca, deslumbra a cada paso. Desde la salida de su auto, hasta la puerta del boliche.

Entra como si el fuera el dueño, reparte saludos a gente que no mira y, sin perder la sonrisa, entra a la pista. Una multitud le grita, lo viva, lo aplaude. Javier levanta las manos y la gente estalla. Las mujeres lo tocan, los hombres bajan sus cabezas y ven como el rey de la noche porteña se dirige a su trono: la barra.

La fiesta comenzó, todos vuelven a bailar. Javier encontró al lado de su lugar una rubia preciosa que le da la espalda, una hermosa espalda.

“Esta es la cola que quería hacer… en la barra”, piensa el playboy.

Se le acerca por detrás y se embriaga con el perfume que emana la joven de rizos dorados. Apoya su mano en su hombro y prepara sus armas. La rubia se da vuelta y no sólo la cola estaba buena, sino que acompañaba una buena delantera y unas piernas preciosas. Ni bien terminó el scanner de abajo para arriba, Javier se concentró en su rostro. La cara perfectamente delineada, unos labios carnosos para interminables besos y unos ojos azules profundos completaban la cabeza de esta Barbie. Ese vestido escotado y blanco hacia agradecer a las 50 luces negras que tenia el lugar.

Ella sonríe y le dice un tímido “hola”. Javier apoya su brazo en la barra inclina su cuerpo hacia ella y con una voz seductora le dice:

“Hola… veo que tenes sed, que tomas?”

La rubia rie y juega con su pelo enrulandoselo y con voz juguetona le pide un daikiri de frutilla. Javier, que sabe por demás cómo seguir el juego, asiente con la cabeza. La mira, la observa de una manera tan deseosa que a ella le brillan sus ojos lujuriosos.

Javier llama al barman. Le tira 200 pesos y le dice:



“Para ella, un Daikiri de frutilla…”. Hace una pausa mirándola a los ojos, completamente seguro de si mismo, porque él es Javier, el rey de la noche. Se acerca a sus labios tomándola de la cintura mientras ella se derrite frente a él. Justo antes de humedecer su boca, Javier le saca la cara y le dice al barman:



“… A mi no me haces un licuado de banana? Con leche y azúcar por favor”

30 may 2010

Amigos

Gustavo caminaba por la calle florida constantemente. Entre la gente se perdía, sin prestarle atencion a nada ni a nadie, salvo en un lugar y con él adentro. Lo vio de lejos. Pero ya lo conocía hace rato. Gustavo siempre que pasaba lo veía adentro sobre el mostrador, casi resignado a morir en el negocio de su padre. Tenia muchos hermanos, pero ellos crecían y se iban. El tiempo pasaba y él se quedaba. Gustavo le fue tomando cariño, aun cuando no tenia trato con el. Lo veía ahí, con ganas de ser mas de lo que era, de mostrar de lo que estaba hecho y que servia igual que todos sus hermanos.


Gustavo sabia que el era más de lo que se veia y lo quería. Es mas, había conocido como el a varios, pero Gustavo le tenia un aprecio casi sobrenatural. No era amor, es demasiado eso. Sino algo más, inentendible. Llegaba a casa y pensaba en el, trabajaba y pensaba en el, desayunaba y pensaba en el. Es el compañero perfecto, pensaba. Para compartir la tarde, las penas, las alegrías, una torta, lo que sea. “Listo – decidió- mañana salgo de trabajar y lo paso a buscar”.

Determinado a cumplir su misión de tener un amigo mas, cruzo Corrientes eludiendo volanteros, “señor, me da una moneda?” y gente apurada por llegar a MC Donalds. Entró sin vacilar al negocio, lo miro y sin dudarlo le dijo a su padre: “Me lo llevo, no puede seguir acá encerrado desperdiciando su vida”. El padre de su nuevo amigo solo atino a mover la cabeza, señalo la puerta y guardo unos papeles que Gustavo arrojo antes de irse.

Qué contento se puso Gustavo con su nuevo amigo. Lo llevo al trabajo, lo presento con los compañeros, le mostró su oficina, su escritorio. Estaba tan contento. Su nuevo amigo vivió siempre en la calle florida pero nunca recorrió las librerías, las pizzerías, los puteríos… Todo eso se acabara ya que Gustavo entro en su vida.


Todo el día dando vueltas los encontró en la casa de Gustavo, cansados. El se quedo en la cocina, Gustavo se cambio de ropa. Volvió a la cocina, lo vio ahí, en la mesa y no soporto la tentación… se tomo otro mate mas y corrió al baño.

Tomar mate todo el día siempre le cayó mal a Gustavo.

25 may 2010

Louis: Esta bien Clark, intentémoslo de nuevo!


Clark: Si? Queres estar conmigo? Queres que seamos eternos nuevamente?


Louis: Si, nunca te olvide. Este tiempo separados, me hicieron darme cuenta de que te extraño, que sos todo lo que siempre quise, que nunca me desenamore del hombre que conocí aquella tarde de noviembre


Clark: Sabes que sos mi vida no? Sos todo para mí, haría lo que sea por vos.


Louis: Yo también amor. Te puedo decir algo, ya que nuestro camino esta destinado a estar unido por siempre?


Clark: Lo que quieras hermosa!


Louis: Bueno, no quiero que te pongas mal mi vida, yo quiero estar con vos, pero…


Clark: Pero qué, mi terron de azúcar?


Louis: Me gustaría que, si podes, te pusieras las pilas con tu salud. No podes estar así, enfermo todo el tiempo.


Clark: Ay amor! Siempre cuidándome! No te preocupes, ya pedí turno con el clínico para hacerme un control general.


Louis: Y seguro te va a mandar al nutricionista, dermatólogo, oculista, otorrinolaringólogo, traumatólogo, urólogo y proctólogo


Clark: eh… bueno… tan mal pensas que estoy?


Louis: No no, para nada


Clark: menos mal, y si---


Louis: Me gustaría decir algo más, mi príncipe azul…


Clark: Si, mi princesa, decime


Louis: Me encantas, todo, sos lo mejor de mi vida y un hombre con todas las letras…


Clark: gracias lin--


Louis: Pero no me pienso bancar a tu vieja, tus caprichos, tu inestabilidad, tu trabajo, tus amigos, tu facebook, tu fotolog, tu celular, tu falta de ejercicio, tu inmadurez, tu sarcasmo, tus chistes, tus lamentos, tus problemas, tu mal humor, tu buen humor, tu pasado, tus ex, tus amigos gay, tus vecinos, tu dejadez, tu intolerancia, tu honestidad, tus mentiras, tu cinismo, tus primas, tu nueva vida, tu pasado, tus cursos, tu Wii, tu Family game, tu incapacidad, tu egocentrismo, tu desapego, tu soberbia, tus tristezas, tu sobrepeso, tu familia, tu ciclotimia, tu remera de Bob Marley, tu pelo, tu sobriedad, tu rectitud, tu formalidad, tu irresponsabilidad, tu notebook, tu moto, tu auto, tu bici, tus zapatillas, tus secretos, tu vida privada, tu placard, tu cama, tu campera verde, tu terquedad, tus mimos, tus besos, tus medias rojas, tus abrazos, tus ganas, tu ironía, tu cansancio, tu carrera, tu simpatía...PERO TE AMO POR LO QUE SOS Y NO CAMBIES NUNCAAA!!


Clark: ah...

17 may 2010

A palabras necias...



Pedro es el más copado de la cuadra. Ayuda, acompaña y empuja. Está en todo y con todos. Un ejemplo de vecino y amigo. Sólo es un poco torpe. Los amigos(porque él dice que son amigos) mucho no valoran lo que él hace por ellos, pero Pedro no baja los brazos, sabe que en realidad lo quieren(cosa que no es real, sólo se aprovechan de él).
Le dicen boludo. Pedro, el boludo. También Pedro, el gordo boludo. Utilizan muchas variaciones de boludo porque él aplica en todas. En su bonanza general todos lo toman de boludo. Le piden herramientas y no se las devuelven, jamás le pagaron el préstamo que le hizo al carnicero cuando amenazaron con cerrarle el local. Todavía espera el beso que le iba a dar la chica del 6 por haberle arreglado el auto. Le hizo el motor Pedro, lo hizo como un boludo.
Todas las mañanas toma su café con leche, mira la temperatura y se come tres galletitas Oreo, las cubiertas con chocolate. Sale 8.07 hasta la parada del colectivo 115, en Lavalle y Junín. Hasta ahí ya recibió catorce “boludo” de parte de el kiosquero, los de la imprenta, el portero de los dos edificios y un pibe que se sumó a la onda de insultarlo, aunque no lo conocía.
Como todos los días toma el mismo colectivo, todos los días le toca el mismo colectivero. Y todos los días él le dice “buenos días”, tropezándose con el escalón. El colectivero lo mira a Pedro y con la sonrisa que tiene todo un barrio, le dice “como estás Pedro, aparte de boludo como siempre?” Pedro se sienta atrás al medio, manteniendo silencio hasta su taller en Villa Soldati. En el trayecto, se tuvo que parar porque todos lo sacaban de los asientos, el grito de “Salí, Gordo boludo!”.
Bajó en Av. Castañares y Perito Moreno y caminó 2 cuadras para el lado de Gral. Paz. Su taller tiene una persiana azul que dice con letras rojas “Taller Mecánico Pedro”. Con aerosol blanco esta puesto su adjetivo más usado. No lo borra, porque dice que fue una travesura. Los que lo escribieron, los de la casa de al lado, dicen que no lo borra por boludo. Pedro esta todo el día en el taller y tiene mucho trabajo. No porque sea bueno, sino porque cuando termina de arreglar un auto, no le pagan. También toma mate todo el día con bizcochitos que comparte con el verdulero de la cuadra, que se aprovecha de él.
A las 20 emprende la vuelta y se repite el ritual de la mañana. Colectivero y pasajeros vivos insultándolo.
Cuando llega a su hogar, prende la tele y se come una docena de empanadas que compró en “el Noble Repulgue” de Pueyrredon y Tucumán. Mira el noticiero y “24”. Después de apagar la tele, Pedro mira la firma que le dejó su ex novia en el espejo de la cómoda hace ya dos años: “cornudo, impotente y boludo”. Nunca pudo superar esa ruptura. Mas si ella vive al lado y escucha cuando tiene sexo con la mas de la mitad de los extranjeros que viven en Once.
Se acuesta en la cama tenso, cierra los ojos y el reloj da las 01.23. Escuchó a mas de 100 personas diciéndole boludo, menos ahora que se auto-saluda: “Hasta mañana Pedro”.
Así de Lunes a Lunes.
Hasta aquel 15 de abril, que se levantó raro. Tan raro que lo hizo levantarse y buscar algo. Salió de su casa a las 8.14, siete minutos más tarde.
Ese día nadie lo insulto, no escuchó ni una sola vez la palabra boludo. Los vio a todos, pero nadie le dijo nada. Bajó del colectivo, se fue al taller y tampoco ahí escucho ese adjetivo que tanto lo llenó durante años. Volvió a su casa, saludó a su ex en la puerta y ella quedó, como todos los que lo vieron durante el día, muda.
Ya en su casa, cenó y borró el mensaje en el espejo. Se acuesta y por primera vez se siente descargado, como si hubiese sacado de si mismo el peso del plomo que le causaban las más de 100 personas que lo maltrataban a diario.
Y realmente se lo sacó el plomo y se los puso a ellos. Ese día Pedro busco la Magnum 9 milímetros que se compró hace años y uno a uno fue matando a los que alguna vez lo insultaron. Al kiosquero, al carnicero, a los vecinos. A los de la imprenta y porteros  los acribilló sin dudar. Al colectivero y los pasajeros  lo prendió fuego adentro del  115 interno 87. A los pibes de al lado del taller y al verdulero los puso en la fosa de su taller y los ahogó en aceite usado. A la vuelta, se bajó del colectivo interno 34, le disparó a las llantas y éste terminó adentro de un local de ropa. Después explotó. En el local de las empanadas, encerró a los empleados, no sin antes dejar abierto el gas y ver cómo se retorcían ahogándose. Al llegar a su casa y ver a su ex en la puerta besándose con dos peruanos y un judío, vació el cargador número cuatro sobre su vientre. Y dejó un bala en la frente de cada uno de sus amantes.
 Son las 1.23 en su reloj y, mientras repasa lo hecho en el día, recuerda lo que le dijo a cada uno de los que mató: “Soy un boludo no?”

13 may 2010

Relaciones eran las de antes

Esto no da para más. Algo tengo que hacer.



Cuando empezó? Hace un mes, supongo. Podría interpretarse como pronto, pero no me importa. Es que a Helena le tengo un cariño importante, casi imposible. No sé cómo, pero llegamos a unirnos de un modo que no lo he hecho con nadie. Desde que escuché su nombre, escribí su mail, comenté en su muro.


No se.


Algo de eso hay.

Encima, es tan linda. Sus profundos ojos marrones, su sonrisa, su cuerpo. Que ganas de naufragar ahí. Porque si bien nos conocemos hace un mes, no nos vimos nunca. Solo por Facebook y MSN. Tengo su cel y no la llamo, se donde vive y no la visito.

Para que?


Es tan mágico todo esto que prefiero que se quede con mi foto de años pasados que la cara de idiota que el tiempo decidió regalarme.



Hablamos todos los días, casi 4 horas. Nos mandamos mensajes de texto cuando nos alejamos de los teclados. Si nos vemos, capaz el silencio se apodere de todo lo logrado hasta aquí. Y lo contamine todo y se rompa todo y se pierda todo.



Si, mejor dejémoslo así, refugiados detrás del monitor.


Ella en su notebook, yo en mi PC.


Ella en Caballito, yo en Pilar.


Sin embargo, la quiero, la siento. Sus palabras alentadoras son caricias, sus emoticones son abrazos.


Ya esta, hoy le digo si quiere estar en una relación conmigo en Facebook. No se si aceptara una relación normal, seguro lo hará si es complicada.



Relaciones eran las de antes

9 may 2010

Estar a la defensiva

Clark: Y? que hacemos ahora?

Lois: Eh… mira Clark, ya lo hablamos esto. Yo te quiero, de verdad. Me haces muy feliz, me llenas de vida. Pero es esto nada más, mas no te puedo ofrecer, mas no te puedo dar. Siento cosas re lindas por vos y me encantas, mal. Pero mi vida, mis cosas, todo esta complicado. Mi casa, mi familia, mi trabajo, todo todo todo esta delicado. Si bien esto me hace feliz, salir, venir a comer acá a Palermo, el cine, el sexo, los paseos en el rio, me pone más que contenta, pero no quiero prometerte algo que no estoy segura, que me va a hacer mal. Estoy acostumbrada a apostar por algo y perder y sé que lo tuyo es legítimo, sé que querés lo mejor para mi y no te importa nada ni la edad ni mi historia. Sé que tu amor es genuino, que proyectas en tu mente miles de cosas a partir de un beso. Pero no, perdón pero no. Te quiero y sé que te puedo llegar a amar algún día, pero no estoy preparada para dejar esta relación. De salir de vez en cuando, mimos, besos y hasta la próxima. Así sabemos que estamos, siempre, atados a una razón de querer ser feliz pero no unidos por el mismo sentimiento. No, no quiero lastimarte pero no, no puedo más que esto. Vos que pensas?

Clark: Te preguntaba que hacemos ahora, que ya terminamos de comer… pero bueno, me bancas un toque que voy a llorar al baño? Ya vengo.

7 may 2010

Conjugate Conmigo

Nos vemos? Dale, veámonos. Hace mucho te vi. Nos vimos, si. Pero poco tiempo, viéndolo de otra manera. Por qué te quiero ver? Me gusta verte, no veo la hora de volver a hacerlo. Te miro y me encanta mirarte. Las miradas que nos tiramos, lo que nos decimos sin mirarnos. Bah, si querés. Yo quiero. Si no querés, no querés y no tenes que querer querer. Solo queriendo nos tenemos que ver y compartir miradas.


Andas bien? Antes andábamos de acá para allá juntos. Anduvimos de compras, en el cine, en las plazas. Tenias un andar peculiar, mantenes esa forma de caminar? Si querés que nos veamos y miremos, podemos andar caminando de Puerto Madero a Colegiales, de Chacarita a Pompeya. Y hablamos…

Eso que hablábamos siempre. Y hablar a vos nunca te costó. Hablabas sin parar, casi sin sentido tirabas palabras. Pura habladuría era. Los demás hablaban, pero vos de hablar sabias mas y superabas ampliamente a cualquier persona que hablase en tu mismo espacio. Hablar, cuando nos veíamos, queriendo mirarnos a los ojos mientras andábamos caminando, era de nuestras actividades preferidas.


Te escribí algo, lo leíste? Ya no me lees, ya no me escribís. Que raro, no? Leías lo que ponía y escribías algo. Y yo te leía y mi escritura comentaba lo que había leído, que habías escrito, que leí, que escribiste. Yo sigo leyendo y escribiendo. Y vi que, a veces, querés escribir sobre miradas que hablan sobre lo que se lee en el andar de dos personas que hace mucho no se ven.


Nos vamos a ver? Dale, veni y nos miramos un rato. Vamos a hablar mucho. Voy caminando, no en moto. Después me vengo a casa de otra manera, leeré la guía T y me fijare. Como venís con tu vida? Como andas? No me lo escribas en un mensaje, en el muro, en un mail. Contamelo a mi.






Llamame, te llamo, me llamas?

3 may 2010

Paty, te quiero

No podes ser real. Te vi entrar y te juro me enamoré, me encantaste. No podes ser real, realmente te estoy viendo. Helena de Troya en persona. No Imperios sino mundos deberían pelear por tu amor, por el roce de tus manos.

Día a día entras, me robas el alma y te vas.

No, no me mires a los ojos que me matas.

Me perdí, por favor no me hables que me perdí en la profundidad de tus ojos marrones, Ese valle de la Luna, donde solo necesito saber que estas en algún lugar para poder sobrevivir.

Siendo tan grande la ciudad seguís viniendo a mi, diariamente. Por qué?

No sonrías, no lo hagas que me desarmas, me encandilas. Por dios, qué boca.

Será real todo esto? Como llegaste a mi lugar, a mi calle, a mi vida?

Tu blanca piel hace juego con tu blanca sonrisa, con tu mirada tierna, con tu pelo de castaño color. Déjalo así, que crezca, si debe ser hermoso tomarte de la cintura por qué no dejar reposar tu cabello en el principio de la tentación.

Claramente algo te pasa conmigo pero no sabes como expresarlo. Tus gestos, que leo y releo incansablemente, me lo dicen. Ni la adiccion a la cafeina justifica que me tortures con tu presencia hermosa cada jornada.

No, no te acerques. No quiero que me veas así. Por qué no nos conocimos afuera y no acá adentro? Estas en mi lugar, lo se, pero siento que juego de visitante. En la calle soy otro, quizás ahí me veas de otra manera, aunque no me reconozcas. Sin embargo, seguiré siendo siempre un fiel sirviente a tu disposición. Quien no querría eso…

Se que aquí hay promociones, pero se que me elegis porque se nota en el aire que me regalo a tu cuerpo, a tu pecho, a tu regazo sin dudarlo.

No, por favor, no me hables. La melodía de tu voz me duerme y me despierta en mis noches de soledad, donde te dibujo permanentemente en mi techo, en mi mente, en mis sueños.

Por favor, no me hagas lo mismo de todos los días, no me condenes con tu “Hola, buen día”, no lo ha--

Helena: Hola, buen día
Lucas: Hola! Buen día! Bienvenida a McDonalds, puedo tomar tu pedido?

27 abr 2010

El Origen de las Cosas

Lucas Lombardi y Blanca Salvatierra se conocían de chicos. Vecinos de la cuadra, compañeros de colegio, compinches en recitales, cómplices de huidas, enamorados del amor. Lucas se le declaró en la plaza de Flores, su barrio de toda la vida. Ella, rubia de grandes ojos marrones, lo abrazaba y besaba de alegría, correspondiendo a aquel sentimiento que el morocho de sonrisa compradora sentía.

Lucas y Blanca terminaron las clases y derecho a la facultad. Él, administración de empresas. Ella, diseño de indumentaria. Trabajaban para irse a vivir juntos, siempre en el barrio, cerca de la plaza. Trabajos temporarios, pasantías y reemplazos a ambos padres en sus labores hicieron que su sueño del espacio propio llegase. Festejaron con una boda a todo trapo, en la iglesia del barrio. Al poco tiempo, consiguieron trabajo de medio tiempo cada uno , lo que les permitía no dejar su ritual de la hamaca y los besos. Les costaba mantenerse, pero todo fluía. Una tarde, Lucas tenia algo para decirle a Blanca; Blanca tenía algo que decirle a Lucas. Ambos contentos, esperaron la hora de la hamaca y los besos para contarle por qué hace días que sonreían sin sentido. “Tengo un proyecto muy importante, va a costar, pero lo podemos hacer juntos. Vos con tus diseños, yo con mi experiencia: Vamos a poner una casa de ropa”. Blanca lo miró, bebió de la sonrisa que lo enamoraba día a día y le dijo: “Estoy embarazada”. Ambos lloraron. Lucas no sabía como hacer para dejar de sonreír, Blanca no sabia como hacer para dejar de diseñar. “Costará, pero lo lograremos. Mas por nuestro hijo que se viene”.

Lucas estaba motivadísimo. Tenía hechos los contactos, tenía el material, el local céntrico en la Av. Rivadavia y todas las ganas. Blanca las ideas, la frescura, los bocetos y la energía. Por unos meses de intensidad, la casa de Lucas y Blanca fue un quilombo importante. Pero todo iba viento en popa.

Llego el gran día, la apertura. Todo el barrio estaba ahí, esperando a que “la pareja de la hamaca azul” inaugure su casa de ropa exclusiva. “Lucas y Blanca” se llamaba su pequeño local. Entraron todos y todos se llevaron algo. Algún curioso que iba para la provincia miraba extrañado el tumulto de gente agolpada a los vidrios que se encontraban entre el kiosco y la librería. “Costó pero lo logramos Blanca!”, repetía una y otra vez Lucas.

Fueron meses de felicidad y éxito para la pareja de la hamaca azul. El pequeño Benjamín había nacido y correteaba entre maquinas de coser y botones del galpón que alquilaron en Floresta. Allí establecieron un taller, ya que las demandas de mercadería que tenían los sobrepasaban, siempre. Lucas recibía propuestas todo el tiempo para que administre grandes empresas. Blanca era llamada por marcas de ropa que le pedían, por lo menos, alguna idea para nuevos modelos. Si bien ellos siempre compartieron todo, ambos tomaban decisiones para si mismo, sin consultarse.

Lucas tenía algo que decirle esa tarde en la hamaca a Blanca, y ella tenía que confesarle algo a su esposo. “Esto ya se nos va de las manos Blanca. He recibido varios llamados para que lancemos una marca con estos diseños, con nuestra ropa pero para el país. Y les he dicho que si. Tendremos todo a disposición, solo debemos administrar y proponer los bocetos, nada mas. Querés, mi vida?”. Esa sonrisa compradora seguía surtiendo el mismo efecto en ella. “Claro que si amor! Es más , iba a proponerte lo mismo, porque también recibí llamados de marcas que querían comprar mis creaciones. Y yo les dije que no, porque esto es nuestro! Ademas … estoy embarazada otra vez”. Se fundieron en ese beso y abrazo que los caracterizó desde aquellas tardes después del colegio. Blanca miró a Lucas con sus grandes ojos marrones y le preguntó cómo llamarían a la marca y como harían a partir de ahora . El, acariciando su pelo le dijo:
“Veremos, pero…. Cuesta Blanca”

25 abr 2010

El León y el Ratón

Había una vez un ratón muy generoso que se había perdido en la selva. Él solía salir a trotar por Parque Centenario, pero esta vez agarro Díaz Velez y termino en África. De repente, escucha el grito desesperado de un león. Sus antenitas de vinil lo dirigieron hasta donde se encontraba el gran felino, mariconiando.


- “Por favor, ayúdame!”, gritaba el león.

- “Pero que te paso?”, le dijo el ratón sacándose los auriculares del IPED

- “Me clave una astilla y me olvide la pincitas el otro jean

El ratón lo miro extrañado. “No me iras a comer no?”

- “Naaaa… fui a Siga a la Su Giménez en Dardo Rocha y me llene… ayúdame por favor!”

El ratón se acerco y le sacó la astilla al león, que maulló aliviado como vedette de “Fantástica”

- “Gracias amigo, algún día te devolveré el favor

Si tenes un diego arreglamos”, le dijo tímidamente el ratón, pero el león ya se había ido corriendo.

Días mas tarde, el león paseaba por la selva en su 206 pistero cuando escucho a unos ratones patoteros golpear a su amigo al grito de “que so? Que so?”. De un salto se interpone entre los golpeadores y su gran salvador que lo saco de un dolor terrible (bah, el ratón que le saco una astillita de mierda).

- “Si se meten con él, se meten conmigo”, bramó amenazante el león

El ratón sintió que el león estaba cumpliendo con su palabra de devolverle el favor. Se escondió en el 206… y se fue cagando del lugar mientras los 5 ratones despedazaban y hacían alfombra al león, que gritaba mas fuerte que antes.

El ratón quedo muy triste por el destino de su amigo. Y mientras escuchaba Vale 97.5 y lloraba, encontró en la guantera unos pases para todos los partidos del Mundial.



Moraleja: Ayudar a un desconocido es gratificante… Mas cuando lo matan salvajemente y te quedas con entradas para ver a la Selección en el Mundial

20 abr 2010

Epa! es mio

Brillas. Te queda bien. Estas radiante. Un poco grande para mi, y hay que ser mas grande que yo. De cuerpo, claro. Superas ampliamente mi metro noventa, mis 90 kilos, mis largos brazos. Pero estas increíble.
Mi trabajo me lleva por muchos lugares y veo como vos en cada uno de ellos. Pero sos como especial, casi me puedo reflejar en vos. Tu piel, cual diosa dorada, brilla encandilando a cualquiera que se detenga a admirarte. Y no es para menos, no se puede evitarte. De todos los sitios en los que mi travesía me lleva diariamente, no puedo evitarte. Es mas, espero el momento de ir a observarte hacer lo que mejor sabes hacer.
Me da celos que otros hagan lo mismo. Yo te siento cada vez que entro en vos, no me gusta compartirte. Te recorro, viaje en ti sin perderme un instante de cada molécula que te compone. Toco con dedicación los botones que te encienden, que te dejan abrirte para mi. Pero soy celoso y no puedo permitir que otros te maltraten, que te toqueteen sin apreciarte, que entren y salgan de vos como si fueses cualquiera…
Ya mismo hablo con el encargado para que nadie más use este ascensor.

Solo yo

18 abr 2010

Pensar despacio, para andar deprisa

(Que buena esta onda verde). Hoy hable un toque, que cagada que no puedo verla. Tengo tantas cosas que decirle. Tengo que pensar menos y hacer más. (Esa señora se parece a mama). Es raro, esta bueno. Que se yo, la extraño. Pero son distintos tiempos. (Tachero de mierda!) Ella tiene sus cosas, no puedo forzar nada. No depende de mí, tengo que aprender a que no depende de mí. (Los peores son los tacheros, lejos). Es que la quiero y me gustaría que las cosas fuesen como yo quiero. Pero claro, habría que matar a mucha gente y dejar de lado tantas otras. Es un pensamiento caprichoso, no debería ser así. (Acá, a la vuelta vive Naty. Hace rato que no la veo). Como a Louis, que la extraño. Esta bien, tengo mucho trabajo. Dar vuelta por todos, entrar y salir en tantos lugares, no generar vínculos, ser copado. Esto no es vida. Estoy cansado y me gustaría poder llegar a casa y verla a ella y decirle: No sabes! La vi a Betiana Blumm robándose una Barbie en Santa Fe y Laprida. Pero no. Llego a casa y se lo cuento a la PC, que me devuelve un “red WiFi no encontrada”. (Adonde vas papa? Te compraste la Avenida Cabildo pelotudo??). Tengo que buscar la forma de no pensarla tanto. Voy a empezar porcelana en frío, eso si que es liberador. Si, ese curso, sigo con el bordado de alfombras y las tarjetas españolas. (PONE EL GIRO HIJO DE PUTA!!!) Por dios, como esta la calle!!. La calle esta dura, dijo Rodrigo! Jajaja! Que boludo, por malo me va a pasar algo. Naaa, no creo. Igual, peor de lo que me siento ahora. Esta incertidumbre, este sentimiento que crece, este AM---




CRASH! POW! TOING! PIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!


(Menos mal que tenia el casco, le hice mierda el baúl. Se lo merece, por tachero, por ser los peores.)


Tengo que pensar menos y hacer más

14 abr 2010

Boomerang

Camila recorre velozmente la Plaza de Mayo en busca de palomas. Las quiere pisar. Con una sonrisa horrible, de labios ampollados, persigue a las emplumadas ex mensajeras. Camila es morocha… o casi. Se esta quedando pelada desde su infancia por un problema de alimentación. Camila no debe pesar más de 46 kilos. Bueno, en realidad pesa como 100 kilos, pero eso si sumamos la silla de ruedas. Es casi diminuta. Sus cortas piernas van a la medida de sus brazos, que no deben llegar a los 30 centímetros. Camila sale de la plaza y agarra Balcarce en plena hora pico. Menos mal que tiene batería para rato. Su casa esta en La Boca y a 12km por hora se hace largo. Camila posee un vehículo casi pistero. Luces, un mp3 y parlantes. También llantas de aleación, freno a disco y un almohadón de plumas.

Menos mal que hay 21 grados. Camila sufre el frio en demasía. Su piel es muy grasosa y casi ni se distingue su color de piel. Camila frena en Moreno, se acomoda en la musculosa la falta de pechos, empuja los lentes (7.75 en cada ojo, prácticamente binoculares) y le hace una mueca con la boca al tachero que aguarda, como ella, el verde del semáforo. Camila quiso sonreír. El tachero la miró, subió la ventanilla y hecho una carcajada. Levantó su dedo índice, la apunto y disparó alrededor de 30 segundos de risotadas, que se fueron en fade cuando el semáforo por fin llegó al verde. Camila lo ve irse. Camila apreta su pequeño puño, mira en el lunar de la nuca del tachero con sus binoculares y murmura dos palabras. Con eso, Camila se siente liberada, retorna a su sonrisa horrible de labios ampollados y sigue su camino.

Es que Camila tiene dos defectos nada más. Uno que cuando se siente discriminada, proyecta el odio que le provoca esa actitud en una mirada y recita “Todo vuelve”.

El otro defecto es que no tiene Facebook

11 abr 2010

Todo es culpa de mis padres(30 años no es nada)

Mis padres tienen la culpa de que me discriminen. Ya no me invitan a jugar, ya no me eligen como delegado en “El Quemado”, sabiendo que mi derecha es diabólica y ganamos seguro. Los recreos son una tortura, con Ricardo, el otro chico que también es vedado de cualquier actividad social.


No soy demasiado feo como para que me dejen de lado. Ni tan hincha pelotas o tonto como para que me ignoren, mi único problema son mis padres. Su egoísmo. Su falta de consideración por mis relaciones interpersonales, mi niñez, mi complicada adolescencia y mi futuro.

Claro, qué se van a preocupar ellos. Tienen lo que quieren y más y no les importa si no pertenezco a la mayoría, si me excluyen debido a su incapacidad de entender a la sociedad. O sea, todos los otros padres son iguales y hacen lo mismo, por qué los míos no? Tengo que soportar fines de semana en familia cuando podría estar en casa de Julián jugando con la Playstation 3 que le regaló el padre. O la Wii que le dio la madre. No es justo que la mayoría de los chicos que conozco tengan dos habitaciones, dos televisores, dos casas y yo una. No se porque mis padres me hacen esto.

Y yo con mi habitación, mis cosas(que hay solo una de cada) en mi casa con aroma a un no sé que que está en el aire. Se siente como las sonrisas de cuando salimos con mis padres al cine o a los fichines o a jugar a la pelota (Mamá es de madera, pero ataja bien).

Yo los miro y no entiendo como el morocho, caprichoso y excesivamente trabajador del Sur esta con la rubia, soberbia y encantadora del Norte. No cuadra. Los otros padres se parecen. Son de mismo color, posición, barrio, supermercado. No tengo compañeros en el aula que sus padres no hayan compartido la misma góndola de lácteos. O conocen el Eki o Carrefour. Los míos no, ellos están más allá del bien y del mal…. O de Gral. Paz. No es bueno eso, porque por su culpa me miran raro todos. Cuando me ven bajar con ellos del mismo auto (porque, obviamente, los padres de mis compañeros tienen dos) se dan cuenta que de la mezcla de ambos sale un tehuelche tano, encantador y trabajador. No entiendo.

Cuenta la leyenda, que Papá entró a una oficina como cualquier otro día y se encandiló con unos ojos claros impactantes (que no heredé), una sonrisa de McDonalds y un carácter de mierda. Mamá, dicen las Santas Escrituras, que se rindió al encanto de su forma de ser, carisma avasallador y su mirada… que cada tanto se desviaba para abajo. De ahí en mas, casas, autos, animales y/o hijos.

Ellos no se dan cuenta que son bichos raros. O si, y se ríen. De todo y de todos. De mi principalmente cuando, el día de su aniversario de 30 años juntos, les digo:

-Mama, papa, por que no se separan? Todos los padres de mis amigos están separados! Ustedes nunca me dan lo que quiero! Por su culpa me discriminan! Porque ustedes me dan lo que sus padres les quieren comprar a ellos!


USTEDES SON EGOISTAS!

6 abr 2010

Podes...

  • Podes ser egoísta y no dar monedas en la calle
  • Podes odiar a Macri y comprar La Nación
  • Podes tirar un papel en la calle y barrer en tu casa
  • Podes querer a tu novia y sonreírle a la recepcionista
  • Podes mirar a Juan Pablo Feimann y ser diestro
  • Podes leer a Coelho y reírte con José María Listorti
  • Podes caminar de tu casa al trabajo y tomarte un remisse hasta el gimnasio
  • Podes estudiar Letras y no querer un porro
  • Podes ir a la Fiesta Clandestina e irte un rato antes
  • Podes decirles a tus hijos que estudien para ser mejores y después les pongas a Tinelli
  • Podes vivir solo y no extrañar el nido
  • Podes tener amigos y no compartir tu Danette
  • Podes mirar Los Simpsons y que te parezcan simpáticos Los Griffin
  • Podes ir a una fiesta de 15 y no hacer pogo en “La Guitarra”
  • Podes ser cura y que no te guste el rey del pop
  • Podes tener la Wii y seguir jugando con el Family
  • Podes romper corazones y mantener la sonrisa
  • Podes querer volver a romperte la cabeza con la misma pared y enamorarte de otra
  • Podes remar y remar y darte cuenta que no sabes nadar
  • Podes andar descalzo y vivir en las nubes
  • Podes creer en Dios y hacerte cargo de tus errores
  • Podes ser de Boca y asumir que Riquelme es un pecho frío
  • Podes modificarte y siempre ser el mismo


Pero por nada en el mundo te podes perder la Fugazzeta de “La Mezzeta

3 abr 2010

Instrucciones para jugar a las escondidas

Jugadores: 2 o mas personas


Tiempo: Indefinido

Edades: de 8 a 99 años

Objetivo: Encontrar a la(s) persona(s) que esta(n) oculta(s)

Modo de Juego: En un proceso de selección (Léase terrame terrame, tesin tesan/pan y queso) se define quién será el que debe contar sobre una pared o árbol con los ojos cerrados. Puede hacerlo en forma ascendente o descendente. La cantidad de números a contar(y su velocidad al hacerlo) varía según la cantidad de personas que estén involucradas en el juego(2 personas puede ser hasta 20, 3 hasta 30 y así sucesivamente).

Los que se escondan, pueden hacerlo donde prefieran. Y durante el juego, pueden cambiar de lugar.


Cuando el que debe buscar termina de contar, al grito de “Punto y coma, el que no se escondió se embroma” anuncia que empezará la búsqueda. Cada vez que encuentre a alguien, debe anunciarlo apoyando la mano donde contó con los ojos cerrados y decir el nombre de la persona y donde lo vio. Ej: Pica Leandro dentro del auto rojo.

El primero que sea descubierto, será el que ocupe el lugar del que buscaba.

Los que se ocultan, para poder evitar ser el próximo que cuente y busque, deben tocar el lugar donde se realizó la cuenta regresiva y gritar “Pica”. De esta manera, se anuncia que ya no debe ser buscado y queda fuera del juego como ganador a la espera de que se encuentren todos o ganen todos. Diciendo “Pica para mi y para todos mis compas”, todos los que anterior a el fueron descubiertos quedan exentos de contar.

En el caso que ganen todos, el que busca nuevamente deberá hacerlo.

No se puede esconder detrás del que cuenta ni tampoco golpear o empujar al que cuenta cuando uno es descubierto






El juego concluye cuando te hinchaste las pelotas.

1 abr 2010

No hay besos campeones en un primer round

Como siempre le resultaron simpáticas, las pecas no le molestaban a Pablo. Entonces conocer a Dora fue simple. Con un “Hola, vengo de Malet a dejar ordenes de publicidad”, Pablo entró en la vida de la pequeña de sonrisa Colgate.



Dora es publicista hace tres años y cantante desde los cinco. Le gusta el rock nacional, Los Beatles y es la que mas sabe de Queen en todo el país. Y Freddy Mercury es sagrado. Esto lo pudo comprobar Pablo, porque más de una vez ella lo retó por decir que todos los temas de la mítica banda son gays (cosa que es verdad). “Con Freddy y mi vieja no te metas”, sentenciaba Dora, con el ceño fruncido y levantando el dedo amenazador.


Pablo venía de una relación represiva y encontró en la fragilidad y simpleza de Dora el resguardo para sentirse libre. Ella, en cambio, no buscaba más que amistades con derecho a roce, porque el amor no era algo que estaba en sus planes. Aun así, sabiendo de la capacidad enamoradiza de Pablo, lo dejó entrar a su mundo.


Entre regalitos, caricias fugaces y charlas profundas, la relación se afianzaba. Pablo se escapaba para verla en la esquina de Nicaragua y Humbolt y ella esperaba ahí… después de decir que iba a los chinos a comprar un alfajor Cachafaz.


Todo muy lindo, pero nunca un beso.

El era entrador pero demasiado tímido. Y Dora era exploradora, pero siempre quiso ser raptada por un arrebato cuerpo a cuerpo. Él esperaba que las estrellas se alineen y encontrar el momento justo. Ella, que le coma la boca.


Juntos habían compartido paradas de colectivos y charlas de música, pero lo más cercano a un dialogo de labios fue un beso demasiado cerca de la zona de desastre. Pablo sabia que estaba todo bien, pero aun así no podía. No sabía por qué. El pasado? El futuro? El trabajo? El hecho que es casi irreal que la chica del canal realmente le este dando cabida? (Los problemas de autoestima son tratados siempre en el psicólogo de Pablo)


Dora tenia cierto miedo a las motos, por eso no lo dejaba a Pablo que la lleve a la casa. “Demonios! Era la excusa perfecta!”, se lamentaba él. Llevarla le daba mas valor para poder besarla, porque seria como el quisiese. A su primer novia le dijo que cerrara los ojos para darle un regalo y la besó. Esa boludez funcionó hace años atrás, porque no ahora?


Una tarde como las demás, Pablo estaba deseoso de Dora. La llamó, la facebookeó, la zumbeó(todos estos datos los pudo rescatar hábilmente) hasta decirle que la quería ver. Ella lo esperó en la puerta del canal y partieron a comprar un Cachafaz, esta vez de verdad. Entraron (ella pasó primero) y fueron hasta el fondo. Pablo decía para adentro “es ahora, es ahora”. La toma del brazo y la da vuelta. Frente a frente… bah, ella es media cabeza menos que él, así que lo miró hacia arriba buscando sus ojos. Pablo, temblando, fue subiendo sus manos hasta su rostro. Sentía como su boca le picaba.


Dora abrió más aun sus ojos marrones, esbozó esa sonrisa preciosa y tiernamente le dijo, a dos centímetros de boca de Pablo:






- No me iras a besar acá no? Después de tanto tiempo no vas a ser tan boludo de besarme al lado de los fiambres?





Pablo soltó un ahogado “no”, volvió a desinflar su autoestima y se compró Caladryl para sacarse la picazón de los labios.

29 mar 2010

Horizontal, seis letras, nombre de dama

Jimena tiene un trabajo perfecto. Claro, se lo merece. 28 años buscando el momento para ser ella, una autentica mujer independiente.

Es bajita y bastante linda. Se reparte en su cuerpo una buena dosis de “Te parto en 25”, según el encargado de su edificio, el kioskero y 15 compañeros de curso. Estudia Letras en la UBA sólo por amor a los libros que no deja de leer. Locutora recibida hace años, tiene una boca deseosa de besos largos, tendidos y sin reproches. Fanática de Los Beatles y Carla Bruni, se da su tiempo para ser madre soltera, hija, hermana y de vez en cuando, amante.

Arranca el día a las 5 de la mañana, con el golpe de la cortina del canillita en la esquina. Si, Almagro es tan callado que en el piso 7 también se escucha eso y cómo McDonalds hace cafés. Si su hija durmió con ella, la lleva con almohada y todo a la casa de su madre (el depto de al lado). Si quedó sola, lleva su notebook con almohada y frazada al escritorio. Y si durmió acompañada por su amante… llega tarde seguro. Es que Jimena tiene reglas y una de esas es: “Si te quedaste a dormir, el mañanero es mejor que el desayuno”.

Terminado el capuchino, toma dos libros (17 horas de trabajo le dejan tiempo para leer un poco), algunos apuntes de la facultad, el IPhone y sale a la calle. No importa la estación del año, siempre es de noche. Cruza la calle y agarra el primer colectivo 24 de la jornada. Saluda a Carlos, pone uno con veinticinco y se sienta en la fila de uno, tercer asiento. “Carlos es simpático todos los días, pero muy pajero”, piensa Jimena todos los días. Se pregunta si alguna vez se habrá tocado pensando en ella. La sola idea le hace hacer una mueca con su boca entre asco y deseo (esto varia si esa mañana hubo sexo con la Mac o el amante).

Siempre mira por la ventana escuchando el disco blanco de los fabulosos cuatro. Se pregunta sí Yoko Ono compraría atún La Campagnola para la ensalada con arroz de estas Pascuas. Pasa por un supermercado chino llamado estrella y se imagina saliendo a Ringo Star con un kilo de tomates y jugo Clight. “No tengo jugo”, piensa anotando mentalmente.

Cuando el 24 agarra Avenida Belgrano, ella alista su bolso y trata de acordarse de aclarar la garganta sin tomar mucho frío. Baja en el barrio San Telmo, sobre Bolívar. Se dirige a su trabajo con el mismo ritmo que supo acuñar rutinariamente, punta – taco – punta y paso apretado, ignorando conventillos. Sube las escaleras hasta la puerta donde Gloria, la señora de seguridad, le pregunta por su vida, su hija y si superó su odio por lavar los platos, como todos los días. Ella responde con dos “Bien” y un “Nunca” mientras se sube a uno de los dos ascensores hasta el piso 8.

Baja y mira cómo refaccionaron la oficina del presidente. Sube otra escalera más hasta su oficina, en el noveno. Saca su llave en el manojo de llaveros adquiridos por el mundo y abre la puerta con el cartel que dice “Cuarto de Control”. Apoya el bolso en el escritorio y besa la foto de su hija.

Jimena tiene un trabajo perfecto. Escritorio, tiempo para leer, aplicar la pasión, profesión y titulo obtenido para trabajar. O sea, el mejor trabajo.

Jimena es única. Sólo ella puede ser la voz en el ascensor que dice, todo el día: “Bienvenidos a Telam”.

28 mar 2010

Atrevete, dijo el cobarde

- Me voy a tomar dos segundos para analizar esta situación.

En un terreno de 50X20m., hay cientos de paredes separadas entre ellas por 3 metros. Las paredes tienen dos metros de alto y son blancas. Van perpendiculares, van paralelas. Se chocan y vuelven a empezar. Pero siempre a tres metros de separación. Crean caminos que llegan a ningún lado, o si. Un solo te lleva a donde querés ir, que es el otro lado. Para entrar al terreno, debes atravesar un portal dorado, que siempre esta abierto. No hay techo, pero el cielo esta tan despejado que el celeste no sirve de guía. No hay viento, sólo una brisa templada que de algún lugar viene. Temperatura de 20 grados ideal para una remera azul a rayas y unas bermudas de playa. Las sandalias rotas de tanto andar hoy no duelen, pero marcan las marcas en la piel. Pelo revuelto acompañado por una barba de una semana que intentara esconder una sonrisa de satisfacción que va en sintonía con los ojitos a media asta.

Que hago ahora? Miro el portal y el sol me encandila. Achino los ojos y doy un paso adelante, pero mi otro pie no me sigue. Miro a mi izquierda y el muro blanco parece interminable. A mi derecha se repite la imagen. No hay opción, debo entrar. O no. Podría hacer como siempre y optar por repetir el camino que me llevo a tal estructura. El anterior ya lo resolví y seria más fácil recordar como llegue a la salida a intentar un nuevo laberinto. No hay atajos, no hay caminos secretos, no hay migajas de pan para volver. Es el portal, las paredes blancas y todo el tiempo del mundo.

Vamos a ver. Las paredes blancas podrían ser pintadas con buenos recuerdos y algún póster de película. Por los zócalos pasaría los cables de comunicación y la electricidad de la pasión. Podría poner interruptores que prendan la razón y el sentimiento, pero que nunca funcionen juntos. Espejos, un par. Solo para ver como el tiempo se ensaña conmigo. El piso es nuevo, de tierra. Mejor. Se puede ver mi andar, pero no sirve volver porque me perdería en mis huellas. Esto me va a llevar mucho trabajo.

- Ey, no seas boludo, Dame la mano, vamos…. Pero no ronques más

26 mar 2010

Combate de los Pozos


               La cabeza no le daba más. Casi le explotaba. 6 meses de 6 días y 6 horas encerrado atendiendo a gente que no sabe que hacer con su celular. Si, el número del diablo machacaba el presente de Damian en el Call Center. Completado el turno, él corría detrás de Verónica, su único recreo mental de tanta rutina. Caminaban juntos, por Perú, después Florida. La dejaba en Diagonal Norte, en la boca del subte D, para luego caminar solo por la peatonal hasta Corrientes. Su cabeza quiso retener la charla sobre patines y facultad con Vero, pero tenía tanto que no le daba para más.

Subió por Corrientes hasta Esmeralda del lado de las Cuartetas. Si, a Vero la tiene que invitar ahí. Las Cuartetas enamoran. Casi llegando a Lavalle, Damian se pone a esperar el 111. Por suerte, siempre vienen muchos. El viaje hasta Chacarita no va a ser tan lento. 

23.45 y la calle parece un sábado a la tarde a pesar de ser un lunes más. La 9 de Julio despejada de algún piquete vespertino estaba tan linda con ese juego de luces que recorre desde la autopista Illia hasta el Ministerio de Salud, porque más no se ve.  

Ya acomodado del lado izquierdo al fondo, Damian apoya la cabeza en el vidrio y cierra los ojos. Lo ultimo que ve es Tribunales. Sus pensamientos cada vez suenan más fuerte. 

La imagen de su padre enfermo y la imposibilidad de su madre de ayudar lo torturan. Dejó todo para poder aportar en la casa después de un cáncer de pulmón que agarró desprevenido a su papá, fumador pasivo. La mamá no ayuda, por la culpa y el llanto constante que no la deja moverse sin querer matarse. De los hermanos no se sabe nada. Salvo de Favio, que cada tanto manda un texto para ver “si papa se murió y quien se queda con la moto”.  

El colectivo se mueve y Damian cree divisar un Café Martínez… si, esta en Palermo. 

Florencia se le viene a la mente y se siente en su territorio. Nunca pudo dejar de asociar el barrio con ella. Ni las plazas. Su nombre estaba en cada plaza. “Lindos recuerdos”, le retumba en la cabeza. Florencia se disipa y entra en escena Gisela y su planteo de madurez, quien se pelea con un Damian más joven, enérgico y perdido en Parque Chas. Una luz blanca hace que achique más sus ojos cerrados y el nombre de Verónica se centra. De esa palabra sale la palabra facultad y la cabeza empieza a latir como vías de tren. 

Justo pasaba debajo del Puente Pacifico… sube por Carranza y en 5 minutos esta en Federico Lacroze. 

“Que voy a  hacer con el estudio, si no me dan los horarios para cuidar a mis padres?”, se pregunta una y otra vez. El titulo de escribano publico no se lo van a dar así nomás, de lastima. La idea de que le paguen por firmar le encanta. Y a quien no, es mejor que escuchar a gente que no sabe que hacer con su celular. 

Curva cerrada. Acaba de agarrar Cabrera a 50 Km. por hora .

“La facultad y Verónica en el barrio de Florencia. Gisela se pelea con mama y su cigarrillo, mientras papa llama al call center quejándose de que no puede responder los  mensajes de Favio”

Otro sacudon del colectivo y Damian ya tiene el pulso acelerado y la cabeza a mil y los pensamientos como recreo de jardín de infantes y los nervios por no llegar a fin de mes y la desesperación de la incapacidad de poder resolver todo y la histeria colectiva y el 111 se sacude y…. 

Silencio.

El 111 para.

Damian no piensa mas, está duro, su mente se tranquilizó.

Damian se murió de un bache en la cabeza.